domingo, 15 de noviembre de 2020

Ochavo de Felipe III con marca guía.

Os he hablado en entradas anteriores, de las denominadas marcas guías. (Más aquí)

Las marcas guías, normalmente solían ser puntitos que el grabador realizaba en negativo en la confección de los cuños, y que las usaba para poder centrar óptimamente el arte de la moneda.

Generalmente, por lo que he ido viendo a lo largo de los años, utilizaban estas marcas, para distribuir la circunferencia de la orla, que rodea los demás motivos del anverso de la moneda.


Así, son bastante comunes estas marcas guías en los Felipes de Busto. En ellos, podemos encontrarnos los puntitos que confeccionó el grabador, ya en positivo, para situar la orla y el rostro del monarca.

A veces, incluso parece que estos puntos, quieran integrase en los motivos artísticos… esto ocurre, cuando vemos por ejemplo, que están muy cercanos a la mejilla de Felipe IV, llegando a simular lunares en esa zona del rostro.


Dichas marcas guías, ya las establecieron otros grabadores en distintas épocas… tal es el caso, de algunos abridores de cuño de la época visigoda. Sin embargo, ellos elaboraban unas líneas minúsculas que delimitaban donde iban a situarse los diferentes motivos de la moneda, en especial las leyendas, y no sólo se constituían en una marca, si no en muchas. Para poder identificar una moneda visigoda como original, en ocasiones, lo lograremos gracias a estas pistas que nos dejaron ciertos grabadores… me supongo que no en todas las monedas de esta época ocurre lo mismo.


Reverso de un Triente visigodo de Égica y witiza. Siglo VII después de Cristo. Se observan las marcas guías en algunas de sus letras de la leyenda.



Pero ahora, nos vamos a adelantar unos siglos hasta llegar al reinado de Felipe III.

Es la primera vez, desde que empecé a coleccionar, que he podido ver, como una de estas marcas guías (punto) que tanta afluencia tuvo en los felipes de Busto, se haya en una moneda del reinado de su padre.

Así que, si intentamos seguir la historia del inicio de estas pequeñas marcas, observamos con esta moneda que os presento a continuación, que ya fueron los grabadores de Felipe III, los que comenzaron con tal práctica, por lo menos, aquellos que grabaron en la Ceca de Toledo, que es la casa de moneda que improntó la pieza que os presento.




Un ochavo de Felipe III, con ceca de Toledo, seguramente de 1603 por la orientación de la cola del león.



Vemos 2 maravedís a martillo del reinado de Felipe III. Se aprecia ligeramente la ceca de Toledo. Gran suerte tenemos de verla, porque el cospel suele ser bastante pequeño (como es el caso) y no siempre se muestran todos los motivos artísticos dentro. Aún no viendo la fecha, que estaría en la parte superior del cospel, a la derecha de la cabeza del león, se diferencian  nítidamente, tanto el arte del castillo como del felino rampante.

En los ochavos de Felipe III, de la Ceca de Toledo, los castillos son algo más voluminosos. En los de Felipe IV de esta misma ceca, aparecen raquíticos. 

No tenemos sin embargo fecha de la moneda, pero vemos, como la cola del león apunta a derechas, hacia el exterior, por lo que si nos atendemos estrictamente al catálogo de Sanahuja, observamos que con esta peculiaridad el único ochavo que hay es el de 1603… no obstante, aunque todo coincide, no podemos aseverar con rotundidad que esa es su fecha, pues, podría ser una variante no catalogada.

                      Cola del león hacia afuera.


En cuanto a la marca guía… como digo, es la primera que veo en este tipo de monedas. Domina el centro del castillo, y enmarca la orla que le rodea al mismo, en una equidistancia completamente simétrica con respecto al punto.


             Se ve claramente la marca guía.


Posiblemente, el grabador realizó otra marca guía… algo más arriba… puede ser debido, a que desea con ello tener una referencia para ajustar la base de las colmenas laterales… sea como fuere, es una pieza que de ser simple, pasa a ser rara, configurando un eslabón perdido en la historia de las marcas guías.


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