sábado, 4 de agosto de 2018

Limpieza de monedas con aceite hirviendo.


8 maravedís de Felipe IV, ceca de Granada. 1663.




Vamos a dedicar esta entrada en describir un método de limpieza que parece que tiene buenos resultados.

Este procedimiento debe utilizarse con piezas terrosas y con bastante suciedad.

No es raro encontrarnos con la venta de lotes de monedas, en los que la tierra está muy presente. Personalmente me gustan las limpiezas menos agresivas, como el cepillo de dientes, agua destilada... Y prefiero las limpiezas en seco, con punzón de dentista, palillos de dientes, cutter, y lana de acero del 00... no obstante, este método creo que merece la pena tenerlo en cuenta para ciertas monedas.

Yo lo emplearía en monedas en las que a pesar de la cantidad de tierra, percibamos que la pátina no es todo lo buena que nosotros pudiéramos detentar. Pátinas tal vez irregulares, o piezas en las que la tierra adherida casi parezca hormigón, o en las que se aprecia, que la irregularidad de los relieves del cospel hace muy difícil la limpieza.

Se coge una sartén, preferiblemente de uso exclusivo para estos menesteres. Se vierte bastante aceite de cocina (de oliva, girasol...) La acidez de estos acéites también determinará el resultado final de la moneda a tratar. Tendremos que ser nosotros mismos los que sepamos diferenciar unos aceites de otros, para saber qué va mejor con la pieza que deseamos limpiar.

Calentamos el aceite y apagamos el fuego... justo cuando éste empiece a soltar humo, será el momento justo, en el que sabremos que esta sustancia oleosa, está lista para recibir la moneda.

Una vez apagado el fuego, echaremos la moneda dentro, con cuidado de evitar no ser salpicados. Inmediatamente veremos como la moneda se comporta como si fuera una aspirina efervescente. El choque al contacto con el aceite, es tan brutal, que casi de un golpe, toda la suciedad y la tierra desaparecen.

Tendremos sumergida la moneda en el aceite, hasta que dejemos de ver esa efervescencia. Tiempo suficiente para que la pátina del cospel no emigre. Tendremos que controlar los tiempos... A veces, nos vendrá bien retirar la moneda exactamente cuando dejen de salir burbujas y otras, tendremos que esperar algún minuto más, hasta poder sacarla... todo depende del estado de conservación de la pieza y de su nivel de suciedad.

Sacaremos la moneda con una cucharita o espátula de madera (preferiblemente) para no rayarla, y la pondremos en un trapo de cocina.
Con sumo cuidado, y evitando quemarnos, la presionaremos con el trapito, hasta que consigamos secarla por completo.

Después de todo ésto, podemos "rasparla" por encima, con un cepillo de dientes, con las cerdas cortadas por la mitad, junto con jabòn neutro y agua.

Luego aclararemos... y personalmente, la tendría un día entero si no más, sumergida en agua destilada, para frenar los posibles procesos químicos que pudieran darse en la moneda.

Observaremos como la suciedad ha desaparecido (a veces queda "roña"... Pudiéndose repetir el procedimiento).

El inconveniente, es, que la pátina puede obscurecerse un poco (todo depende de los tiempos, de la acidez del aceite  y del tipo de pátina que posea la moneda). Lo bueno es, que resulta que la uniformidad de la pátina se presenta muy patente y que ciertamente, no desaparece, manteniendo normalmente un color atractivo, parecido a las pátinas de monetario, pero de una manera más natural. 

Por cierto, es un método fiable con monedas de cobre y bronce, no lo usaría con la plata.

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