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miércoles, 26 de diciembre de 2018

Liga de plata en las falsificaciones de los Felipes de busto

Los procedimientos que utilizaban los falsarios en el numerario de Felipe IV (referido a los maravedís de busto) para lograr una similitud visual idéntica a las monedas originales con liga de plata, eran variados.


16 maravedís de Felipe IV, fecha peculiar, improbable, posterior a la pragmática. 1666. Madrid. Falsa de época. Sin aparente liga de plata.

La moneda de vellón de Felipe IV, de la serie 1660 a 1664, ha sido la más falsificada de la historia española. En el primer año de producción, cuando los cospeles se acuñaban exclusivamente a martillo, los falsarios "hicieron su Agosto". Tal fue el volumen de piezas imitadas, que en Octubre de 1661, en Sevilla, se determinó, que 7 de cada grupo de 8 monedas en circulación, eran falsas...tuviendo que suspender la acuñación a martillo, propiciando gracias a ésto, la aparición de las piezas labradas a través de molinos de agua y "sangre" en la mayoría de las cecas oficiales. (Más sobre cecas oficiales)

8 maravedís de Felipe IV de 1661 con ceca de Madrid. Plateado original. Moneda original.

A menudo, para lograr el aspecto plateado deseado en los flanes, los falsificadores, después de que la moneda había sido acuñada y cortada, la introducían en un baño de aguafuerte, consiguiendo con esta práctica, que el cospel, cogiese un tono blanquecino parecido al aspecto final que detentarían las monedas originales, cuando en éstas, mediante procesos químicos, se garantizaba que la plata, ascendiera hasta la parte superior de la moneda. Era un método, el del agua fuerte, por lo visto, fiable (se sabe que fue utilizado comunmente, en las falsificaciones de los conventos y abrigos rocosos cordobeses) y de bajo coste.

En zonas rurales, la falsificación de moneda, era más notable que en las ciudades, y estaba mejor organizada... Contaba con más medios materiales, y con "ayuda" de personas de carácter público importante...
16 maravedís de Felipe IV de 166? con ceca de Sevilla, con posible liga de plata. Falsa de época.


Otros de los métodos que empleaban los falsificadores, para conseguir resultados tan vistosos, era el de cubrir la moneda, con un baño de plata mezclada con cobre.

En este segundo procedimiento, los rieles, antes de pasar por los rodillos de acuñación, se sumergían en una aleación de cobre y plata.

Tales fechorías en la falsificación, tenían como premisa, utilizar evidentemente menos plata de la que gozaban ciertas monedas de curso legal. Al término de este segundo procedimiento, se sometía a los cospeles, a diversos tratamientos con ácidos, para mejorar si cabe aún más, el aspecto exterior de la pieza, que debía ser similar a las monedas originales acuñadas en las respectivas cecas. En ocasiones, la plata que se aleaba con el cobre para estos baños, se sacaba de otras monedas de vellón, a partir de una solución de azufre, que conseguía separar ambos metales. Este método, era sin duda alguna más costoso, que el primero que hemos nombrado, pero dejaba constancia física de mejores resultados.

8 maravedís de Felipe IV de 1662. Ceca de Madrid. Excelente plateado. Muy rara así. Moneda original.

El núcleo de estas monedas falsas, era de cobre y a veces provenía de resellos anteriores a la pragmática de 1660.

16 maravedís de Felipe IV con ceca de Valladolid. De 1663. Restos de plata en reverso. Moneda original.

La plata fue utilizada por ciertos falsarios, en esos años tan difíciles, para falsificar las emisiones de los Felipes de busto, y fue decayendo masivamente en el último periodo de 1664, donde muchas de las monedas falsificadas, eran exclusivamente confeccionadas con cobre (vellón grueso)...ante dicho panorama dantesco, con este descomunal desorden monetario, y la hacienda española tan resentida, el rey da orden de reducir el valor de este tipo de circulante a la mitad, rematando por completo la reputación del circulante de la serie de 1660 a 1664. Se abole la acuñación de los Felipes de busto, en el mes de Octubre de este último año.

16 maravedís de Felipe IV con ceca de Segovia de 1664. Restos de plata. Moneda original.

Las falsificaciones eran más productivas, cuando se realizaban, teniendo como referencia, a monedas de gran módulo de plata o con liga de plata (vellón rico), así que los duros, o doblones, los reales... fueron también piezas a tener en cuenta... De ahí que algunos falsificadores recibieran motes tales como; * "cagadoblones" "boca de ochavos"...


Alguna fuente consultada

* Del  estudio "Aspectos de la Delincuencia en el Siglo XVIII. Las Bandas de Falsificadores de Moneda" de Jesús Cruz Valenciano.

"Certificación Analítica del Uso de Plata en moneda falsa de vellón de Felipe IV" de Rafael Carmona Ávila

sábado, 15 de diciembre de 2018

Nomenclatura de monedas en la época de Felipe IV

Existen una serie de términos, de uso cotidiano, que primaron en épocas pasadas, para designar a las monedas de busto de Felipe IV, en función del valor de las mismas.

El primero de ellos; "carilla"; para denominar a este nuevo tipo de monedas de busto con valor de 16 maravedís, en el que por segunda vez, desde los excelentes de oro de los Reyes Católicos, se nos muestra en el reverso, la cara del monarca (hasta entonces se grababan castillos y leones). Digo, reverso, considerando, que normalmente es en el anverso, donde suelen aparecer marca de ceca y valor, no dándose el caso en este tipo de piezas.

16 maravedís, con ceca de Sevilla

Esta característica, de situar el busto del monarca en una de las caras de la moneda  y el escudo cuartelado, o león, o castillo, en la otra cara, se transmite en los demás valores de las monedas.

"Cortadillo": normalmente se denominaban con este nombre, a las monedas de VIII maravedís de Felipe III y Felipe IV (león o castillo en reverso o anverso) seguramente, porque eran piezas mal recortadas, a causa del proceso de acuñación a martillo (primero recorte, y luego cospel recortado acuñado). El recorte era irregular... Con las nuevas monedas acuñadas a molino, se subsanó este problema...el cospel se acuñada directamente en el riel, y después se recortaba.

Es lógico pensar, que la nueva moneda de vellón de Felipe IV (1660 a 1664), con valor de 8 maravedís, en algún momento se designara por el nombre de "Cortadillo".

8 maravedís de Felipe IV anterior a la moneda de busto de 1660.


"Gongorino": moneda de vellón de Felipe IV con valor de 4 maravedís. Término que puede aludir al poeta y dramaturgo español del siglo de oro, Luis De Góngora... Quién tuvo contactos con el Valido del Rey Felipe IV, el Conde Duque de Olivares.
El nombre más genérico, que se usaba desde hace tiempo como nomeclatura de las monedas con valores de IV maravedís, era el de un "cuarto".

4 maravedís de con ceca de Madrid.


"Perendengue": nombre dado a las monedas de valor de II maravedís de Felipe IV de busto. Los perendengues, eran a su vez, pendientes con poco valor intrínseco, que solían lucir las mujeres en las orejas, de ahí, que estas monedas (calderilla), cogieran esta denominación popular.

Los "ochavos" eran más propios en la época de Felipe II, con monedas de 2 maravedís, aunque también con Felipe IV se sigue dando este valor (maravedís de busto).

2 maravedís de Felipe II, con ceca de Cuenca.

miércoles, 5 de diciembre de 2018

Rostro de Felipe IV en los maravedís de busto: Fiel reflejo de una sociedad

El prognatismo es una enfermedad que se da normalmente en la mandíbula inferior, consistente en una deformación de la misma, recibiendo el rostro una asimetría bastante protuberante que suele afearlo.


En el reinado de los Austrias, este defecto, estaba propiciado por las relaciones consanguíneas endogámicas que se dieron a lo largo de los siglos. Esta enfermedad, claramente genética, acusó en mayor grado los mentones de Carlos I y Carlos II.

Con Felipe III y Felipe IV, la enfermedad también dejó entrever su aspecto poco afable, aunque bastante menos acusado que en su antecesor, Carlos V de Alemania.
Tal enfermedad no poseía los avances médicos del siglo XXI e imponía una verdadera tortura a aquellos que desgraciadamente la poseían. La dificultad en el habla podía ser notoria, ya que el maxilar superior e inferior no solían nunca juntarse, dejando una separación en centímetros, eterna entre ellos, que impedía la buena articulación del lenguaje.
La masticación de los alimentos, también se hacía difícil, y en casos dolorosa.

Podemos observar en ciertos bustos de los maravedís de Felipe IV, esa mandíbula tan prominente.


Lejos de esconder el "defecto", parece como si el monarca se vanagloriara del mismo, como símbolo y distinción de una casta real poderosa. Orgulloso de  la dinastía austriaca y trastrámara, el Rey Planeta, exibe su prominente mandíbula, en muchos tipos de busto de estas monedas de vellón.


Aún así, consciente de esta "deformidad", la intenta suavizar con la presencia de una pequeña perilla y de un bigote afilado, que compensa visualmente tal asimetría.




Pasaba lo mismo con los lunares, eran postizos que se colocaban en el rostro para conseguir un "mayor atractivo". En el caso de los bustos de Felipe IV, esos lunares que detenta en muchos casos el monarca en sus acuñaciones, se deben más a un proceso técnico que a un fiel reflejo de esa sociedad (ver las marcas guías en los maravedís de busto de Felipe IV).



Ciertamente, Felipe IV siguió los cánones de la época, en cuanto a estética se trató. Tal reflejo de dicha circunstancia, se plasma también, en sus monedas de busto.
En el siglo XVII, los peinados masculinos se realizaban con la raya a uno de los lados, incorporando el llamado tupé. Los bigotes adquirieron en muchos casos, dimensiones esperpénticas, en los que los finales de las puntas, señalaban hacia arriba.


Parece ser, por los cuadros de Velázquez, que en la etapa de juventud de Felipe IV, el uso del bigote en él, era bastante habitual, no dándose el caso de la "barba", que no tuvo lugar hasta más avanzado el tiempo. Ya, en la marudez, se percibe ese vello en la parte inferior de la mandíbula, como así se nos muestra en los últimos cuadros del pintor sevillano, sobre este rey, allá por principios del 1657, época ya, muy cercana a las nuevas acuñaciones de la serie de 1660 a 1664, en las que se puede observar estas peculiaridades, en el rostro del monarca.

Diego Rodríguez De Silva Y Velázquez, retrató al monarca en numerosas ocasiones, de una manera realista, sin idealizar la figura del rey. En estas pinturas, se puede ver claramente dicho alargamiento del rostro, que también es patente en los maravedís de busto.