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jueves, 25 de julio de 2019

Variables en el estado de conservación de los Felipes de Busto

El estado de circulacion de una pieza, suele ser clave, en la determinación de su valor económico.

Normalmente, a menor estado de circulacion, mayor estado de conservación... Aunque esta premisa, no siempre funciona, pues existen una serie de variables, que determinan el estado final de la moneda.

Los coleccionistas de los cobres del periodo de 1661 a 1664 de Felipe IV, tenemos la "ventaja", de que fueron piezas, con poca aceptación en su circulación, a penas 4 o 5 años... Ésto, nos podría beneficiar, a la hora de poder encontrarnos monedas con estados de circulación óptimas.


8 maravedís de Felipe IV con buen estado de conservación.

Existen ejemplos, de monedas que han circulado muchísimas décadas, como es el caso de los céntimos de cobre del Gobierno Provisional de 1870, que se usaron en circulación, hasta bien pasada la Guerra Civil Española... Estas piezas, son difíciles de ver en calidad S.C, pues fueron muy circuladas.

16 maravedís de Felipe IV con bastante circulación y pátina marrón.

El problema, con nuestras monedas del periodo de Felipe IV, es que el cobre, se degrada más rápidamente en ambientes "menos propicios"... Y aunque fueran 5 años de circulación, son éstos suficientes, para "llevar a mal puerto" el grabado de las piezas, ya que, al fin y al cabo, pasaron por muchas manos, y no es, como decimos, un metal tan noble como pudiera ser el oro y la plata. (Más sobre identificación de monedas de plata)

Por otro lado, la cantidad ingente de falsificaciones (que supera con creces a las monedas oficiales) con cuños defectuosos o muy utilizados, no ayuda en nada a este aspecto. (Más sobre falsificadores)
16 maravedís falsos de época de Felipe IV con ceca de Sevilla, en buen estado de circulación.

Fueron monedas las de este periodo, tan falsificadas, y al final tan "poco queridas por la corona española", que seguramente, muchas acabaron siendo fundidas para otros menesteres... Así que, nos han llegado, menos monedas en excelente estado de conservación, de las que en un principio, pensásemos.


Hay que matizar también, que la calidad de las acuñaciones (sean a martillo o a laminación) no son siempre las mismas. (El trabajo de los abridores de cuño con Felipe IV)

Excelente acuñación de un ochavo de Felipe II de ceca de La Coruña. Se ve claramente el león, a penas sin circular.

Hoy día, sabemos que bastantea monedas, tuvieron una acuñación "pasajera", debido a la premura de los trabajos artesanales (tal es el caso de las monedas acuñadas a golpe de martillo)

4 Maravedís de Felipe IV a martillo, ceca de Sevilla. Nótese el paso del tiempo en este tipo de piezas.

Supuesto pràctico:

Imaginemos ahora, a dos monedas de 1662. Una, introducida en una caja hermética en 1664, no abierta hasta nuestros días, y otra, mejor acuñada y menos circulada, que apareció hace aproximadamente un año, en unas remodelaciones, de cualquier acera de nuestra ciudad...

¿Cuál de ellas estará mejor conservada?

Seguramente la primera, (la que tenía un peor estado de circulación en 1664... así que, a este estado de circulación, de la moneda, se deben unir, aquellos condicionantes que hacen que no se degrade la misma (oxidación, golpes, calidad del metal acuñado...)


Un buen indicativo a considerar en una moneda de esta época, en calidades más que aceptables, es encontrarnos rebabas en ciertas partes de la pieza, grafila, busto, leyendas... A veces, la propia pátina (si la moneda estuviera con acuñación leve) puede clarificarnos el estado de conservación de la moneda... Y en el caso de ciertos módulos, la capa de plata que "cubre" todo el cospel de las "más afortunadas".
16 maravedís de Valladolid con plateado. Se puede apreciar el perfecto estado de conservación de esta pieza tanto en la pátina como en las rebabas de las leyendas.

Otro error que se suele cometer, es identificar como sinónimo de S. C, la denominación de "flor de cuño".

Los primeros cuños de una serie de monedas, a penas tienen desgaste por su poco uso, por lo que las piezas acuñadas, detentan mejores improntas en su arte. Pero, estas monedas en flor de cuño sí pueden haber circulado mucho, por lo que la consideración de S. C, debe desaparecer inmediatamente.




miércoles, 3 de julio de 2019

Conocer el arte de una moneda, ayuda en el caso de querer limpiarla...

No hay mejor forma de limpiar una moneda, que saber cuáles son los motivos artísticos que completan la identificación de la misma.
Blanca de Felipe II con adherencias en el cospel.

En ocasiones, nos encontramos con piezas que están recubiertas en su mayoría por una capa terrosa... Ésta, a veces, es dura como una piedra y otras, se puede retirar fácilmente.

En el segundo de los  casos, con la ayuda de un palillo de dientes o cualquier otro objeto de menor dureza que el metal del cospel, no tenemos por qué, tener problemas, en poder separar esa capa terrosa, sin rayar la pieza, aún cuando no conozcamos la moneda en sí. Lógicamente, alguien que se dedica a coleccionar y a comprar un tipo de monedas determinado, debería saber de antemano, el tipo de adquisición que hubiese elegido... Pero también, existen coleccionistas, que compran lotes de monedas sucias, bien para encontrar alguna rareza, o bien para practicar los métodos de limpieza...

Para una identificación correcta o aproximada de la moneda en cuestión, nos sirve de gran ayuda, a parte de las expecificaciones de la compra de la misma (que no siempre son acertadas) la forma que posea el cospel. Si es una moneda con perímetro irregular, evidentemente tendremos una pieza acuñada a martillo, y seguramente sea un Cortadillo u ochavo... Con sus resellos pertinentes.



16 maravedís de Felipe IV,  con forma octogonal. Falsa de época.


Si resulta ser una moneda circular, pero poco simétrica, podría ser, una pieza del periodo de los Austrias, o de época hispano romana... En el caso de ser una moneda completamente circular, sabremos sin duda, que puede ser, o bien, acuñada a rodillo, o bien acuñada a volante...


Dije, que uno de los métodos más idóneos para efectuar la limpieza, es el palillo de dientes... Pero hay que tener cuidado si la moneda es de plata o vellón rico (caso de un cuartillo de Felipe II, o de Enrique IV...) Pues sí que podríamos proferir a la superficie de la pieza, algún rayón...evidentemente, siempre que efectuemos limpieza mecánica, tiene que hacerse de una manera meticulosa, para evitar daños.


¿Y, por qué es importante conocer el arte de las monedas?... Pues, porque, podemos saber qué métodos serán los más acertados para limpiar, según qué zonas de la moneda.

Ochavo de Felipe II con doble marca de Ceca. Se puede apreciar zonas terrosas en la moneda.


Imaginémos, que "damos" con una pieza  resellada... Un cobre del periodo de Felipe III, con valor de a 8 maravedís, resellado a 8 arábigo, con fecha de 1652, y a VIII latino, con fecha de 1642... Si conocemos bien este tipo de monedas, sabemos dónde "rascar" para encontrarnos con aquellos motivos que identifican la pieza. A veces, es bueno poder efectuar una limpieza, sólo, para desentrañar la catalogación de la moneda que tenemos entre manos... No necesariamente tenemos que abordar una limpieza de toda la superficie del cospel...aunque, con el tiempo, sabremos, qué tipo de limpieza emplear (total o parcial) en una moneda, atendiendo a su vez, al principio de unificación visual de la pátina de la moneda (o lo que es lo mismo, al atractivo visual de la pieza).

Volviendo al ejemplo de antes;

Estamos acometiendo la limpieza de ese 8 maravedís, del periodo de Felipe III. Nos ponemos a limpiar con punzón o cutter, porque vemos que la tierra está muy adherida, y no sale con un simple palillo de madera (hay, quien emplea, huesos afilados). De repente, vemos parte del escudo que rodea al castillo, y a la derecha del mismo nos topamos con el valor (VIII en números romanos) de la pieza...seguimos raspando y nos encontramos con un 8 arábigo...ya tenemos muchas pistas para ir acometiendo de una u otra manera, la limpieza de nuestra moneda.

Gracias a ésto, que parece tan simple, sabremos qué presión utilizar entre los diferentes motivos... Intuiremos, que los relieves más altos, corresponderán a los resellos encontrados, y al escudo y el castillo, así como al valor de la moneda y la posible Ceca...sería absurdo aplicar la misma presión encima de estos relieves (que debería ser inferior) que, en los huecos que dejan los mismos.

Sabremos, que en los orificios del 8, tendremos que ser más meticulosos con la limpieza, para no provocar un rayón inesperado... Tal vez no nos quepa la punta del punzón, y haya que emplear una aguja, un cutter o un palillo de dientes... Tal vez, en ese orificio, podamos hacer mucha más fuerza al limpiar... evidentemente, si estábamos usando lana de acero, sabremos, que no va a penetrar en el orificio, y a consecuencia de ello, vamos a rayar y despatinar la parte más elevada de ese "8".

Por otro lado, ahora que dislumbramos, los motivos o relieves, que tiene esa parte de la moneda, acertaremos en como pueda ser la limpieza de la otra cara... si ha "salido" un 8, es porque tiene que haber una fecha de 1651 o 1652, si a su vez, hemos visto un VIII, es porque también tendrá que existir una fecha del resello de 1641 o 1642... Así que, si estamos usando lana de acero en lápiz, o tipo algodón, sabremos, que tendremos que ejercer una presión muy controlada, y que llegado a un punto, no podremos proseguir con este método, porque la lana, no podrá penetrar en todos los orificios.

Nos daremos cuenta, de que seguramente, a la izquierda del león, pueda aparecer una ceca... Observaremos, qué distancia mediará entre esa Ceca y el escudo del león, y entre éste y el propio león, y sabremos así, el grosor idóneo, que deberán tener, las puntas de las herramientas que emplearemos en ese momento de la limpieza, que navegarán por todos esos surcos montañosos.

Siempre, es importante ir trabajando la pieza poco a poco, frotando y haciendo breves paradas en las que utilicemos las yemas de los dedos para retirar la tierra que hemos despegado de la moneda, para ver, qué capa de suciedad, arenilla... hemos apartado (en ocasiones, se puede rayar la moneda, creyendo que hay más "roña" de la que estamos apartando, porque el polvo residual, se acumula en el cospel y no nos dejara ver con claridad, los relieves) también podemos emplear un pincel de cerdas largas, para estos menesteres y retirar con él el polvillo molesto.

Imaginémonos ahora, que tenemos 8 maravedís de Isabel II, de la Ceca de Segovia... con una pátina "difícil y frágil"... estamos limpiando la pieza, y vemos, que aparece la fecha de 1836... Inmediatamente, caemos en la cuenta, de que estamos frente a una rareza... El valor de la moneda, debería situarse en el reverso y al lado izquierdo de la marca de ceca... no tiene sentido, arriesgarse a quitar toda la "suciedad" de la pieza, por esa inestabilidad en la pátina que nos hemos encontrado hipotéticamente en esta moneda... Así que, lo que vamos a hacer, es poner de relieve, sólo ese 8.

8 maravedís de 1836 con valor en reverso a la izquierda de la marca de Ceca.


En ambos casos expuestos, nos ha sido muy productivo, tener conocimientos sobre el arte de estas monedas... la  Numismática, en sí misma, sirve también, para acometer la limpieza de las monedas...