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domingo, 1 de noviembre de 2020

El conocimiento nos ayuda a catalogar nuestras piezas.

Gracias a la conversación que tuvimos un paisano y yo sobre dos monedas, he podido realizar esta entrada. Le agradezco al amigo D, las fotos cedidas y el momento de inspiración que me brindó y que consolidó este pequeño trabajo...


Uno de los problemas que solemos tener los numismáticos, es el autoengaño.

A veces nos topamos con monedas dudosamente inéditas, y que luego, son difíciles de poder clarificar, normalmente, porque existe dificultad en la identificación del arte de las mismas… y en ocasiones, nos empecinamos, y con un razonamiento vago, nos decantamos en considerarlas a favor de esa exclusividad, la misma que nos impulsó a comprarlas.

Pero es que parece que nos resistimos a que nuestra experiencia con esa pieza, en la que hemos depositado gran parte de nuestros deseos, no se frustre. Y por eso, creemos buscar una excusa interna que nos garantice la realidad de nuestra convicción en esa reciente pieza, cuando no podemos clasificarla adecuadamente, de una manera realista y total, engordando nuestra percepción sobre la misma.


En ésto, también debemos aprender los numismáticos. Es importante ver lo que tenemos y para ello, resulta fundamental, estudiar y estar al día de los avances que se van generando sobre esta ciencia. Hay que ser objetivos con nuestras propias piezas y con la valoración económica de las mismas… todos querríamos sacar el mayor beneficio de ellas, pero el rango de precios debe ser lógico y basado en consideraciones realistas.


Pongamos el caso de que conseguimos un 8 maravedís del Real Ingenio de Felipe III con ceca de Segovia, pero con una fecha hipotéticamente inédita… una fecha que no está clara del todo, porque la moneda aparece multi-resellada, y en nuestro empeño de conseguir esa rareza, ante la duda, podremos correr el riesgo de considerar que tenemos una variante nueva… 


Para no llegar a este caso, es necesario ser realista, y saber cómo abordar el estudio de la pieza... 


Ahora imaginémos, que vemos 1610 a la derecha del castillo... Y que como dijimos anteriormente, no encontramos ninguna variante con esa fecha en la ceca de Segovia...


 Pero, ¿Y si el penúltimo dígito, el 1, está “modificado” por la presencia de un resello que podría llevarnos a "engañarno", haciéndonos creer, que la fecha original es de 1610, cuando es de 1620?...

8 maravedís resellados y rotos por el impacto de las "reacuñaciones". Con fecha inédita posible de 1610. Fotos y moneda del amigo D.



Aquí vemos perfectamente como lo que parecía un 1 en la fecha, es en realidad un repinte de la orla circular que rodea la ceca de Sevilla y el valor del resello a VIII de 1641. En verde observamos un 2 tras la orla, que clarifica que la fecha es de 1620.


Al no ser que conozcamos bien el arte de las  monedas y podamos guiarnos por otros aspectos para clasificarlas, no podremos asegurar si la pieza es una variante o no.

8 maravedís con fecha aparente de 1610... Tal vez 1616, si acusamos limpieza de la fecha, o tal vez, fecha inédita... Pieza en venta en eBay.


Ante una moneda con dudas debemos ser objetivos, puesto que tenemos el 50% de posibilidades de que sea lo que deseamos nosotros o todo lo contrario… así que, no por desearlo vamos a hacer que la moneda se convierta en lo que queremos… es mejor dejarla en barbecho si no tenemos ese conocimiento y en un futuro, aceptando la realidad, estudiar la pieza con más datos objetivos que puedan esclarecer la rareza de la misma, y a lo mejor, en ese caso, hasta podremos tener suerte.


En el caso de que una pieza sea ambigua y no pueda verificarse su rareza… lo sensato es considerarla como una moneda ya reconocida y catalogada.


Conclusión: disfrutaremos más si somos realistas con las piezas de nuestra colección, y la recompensa será mayor cuando poseamos monedas que verdaderamente sean "exclusivas"



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